Cada persona crea su vida según su desarrollo espiritual muy personal, de manera consciente o inconscientemente. Desde el inicio, seguimos encontrándonos en el camino de la perfección, una y otra vez, siempre cuando encarnamos e independientemente de la religión que practicamos. El fin de este viaje con muchas etapas es Dios.

En este camino, día a día nos encontramos con problemas que intentamos resolver de la manera como los percibimos:- en el exterior -. Si son conflictos familiares o profesionales, o golpes de salud del destino, primero intentamos quitarlos de nuestro camino – empujarlos a un lado antes de haber comprendido su más profundo sentido. Sin embargo, lo que se nos demuestra no es nada más que un reflejo. Los problemas son el juego de las sombras de nuestra luz interior.

Cada problema contiene un regalo encerrado – le ayudo a desempaquetarlo.